Pueblos manchegos con encanto para una escapada veraniega
El verano ya está aquí y, aunque es la época de tomarse unas vacaciones, o no podemos irnos a lugares tan idílicos como nos gustaría o nuestras responsabilidades (o nuestro presupuesto) no nos permiten disfrutar de los días libres tanto como nos gustaría. Pero, ¿quién ha dicho que hacen falta 12 horas de avión para relajarnos y visitar sitios espectaculares? En el post de hoy vamos a proponeros cinco pueblos manchegos con encanto para una escapada veraniega que os enamorarán. Y lo mejor de todo es que, si solo tenéis un par de días libres, podréis sentiros como si os hubierais ido de viaje por vacaciones. ¿Empezamos?
Alcalá de Júcar, Albacete
A tres horas del centro de Madrid se encuentra uno de los pueblos manchegos con encanto más espectacular: Alcalá del Júcar. Rodeado de Naturaleza, sus casas excavadas en la montaña, formando calles estrechas que enamoran y culminan en un impresionante castillo que corona la forma de hoz que el Júcar tiene en su abrazo a este pueblecito. Parece una postal de otro tiempo, y su puente medieval nos recuerda sus orígenes: en su tiempo era el Camino Real que se utilizaba para cruzar de Castilla a Levante. Ideal para relajarse con la rutina sosegada de este tipo de oasis manchegos, refrescarse en su río cuando apriete más el sol y disfrutar de su gastronomía, ¡no os vayáis sin probar su típico "Atascaburras"!
Ruidera, Ciudad Real
Todos aquellos amantes de la Naturaleza y de los deportes al aire encontrarán en las lagunas de Ruidera su paraíso. Perfecto para los meses de verano en los que el cuerpo pide estar a remojo, este pueblo a solo dos horas y media del centro de la capital, ofrece al visitante todo tipo de actividades: senderismo, rutas a caballo, submarinismo, espeleología, etc. Pero también hay actividades culturales muy interesantes, como la ruta quijotesca, que sale desde el municipio vecino Ossa de Montiel y muestra algunos de los lugares en los que Cervantes situó al Quijote, como la Cueva de Montesinos o el Castillo de Rochafrida. Como siempre, lo mejor de todo está en el plato: gastronomía tradicional, familiar y para disfrutar sin prisas.
Belmonte, Cuenca
Cerquita de Madrid, a menos de dos horas del centro, se encuentra este lugar que nos hace viajar en el tiempo: Belmonte. Declarado 'Pueblo más bonito de España' en 2016, su seña de identidad es su majestuoso castillo del siglo XV en forma estrella, aunque está repleto de joyas arquitectónicas que dejan con la boca abierta. Lugar de nacimiento de Fray Luis de León, es ideal para relajarse paseando por sus tranquilas calles y disfrutando de su gastronomía tradicional, que recuerda a sus raíces pastoriles, entre la que destaca la carne de caza o el típico ajoarriero. Los golosos no pueden irse sin probar el alajú, un dulce autóctono hecho con miel, almendras y migas de pan. ¿Nuestro consejo? Aprovecha para visitarlo durante sus fiestas patronales en honor a San Cristobal (17 de julio).
Sigüenza, Guadalajara
A una hora y media del centro de Madrid se encuentra un pueblo con encanto, y es que esta villa medieval conserva toda su historia en el entramado de las calles de su casco histórico, su castillo, su Catedral, sus murallas o su Convento de las Ursulinas. Además, el paisaje natural que la rodea es espectacular, uno de los lugares favoritos de Félix Rodríguez de la Fuente, marco ideal para hacer senderismo y liberarnos del estrés de la rutina en la ciudad. Por último, Sigüenza destaca por su gastronomía tradicional manchega, de las que después piden siesta, así que los más foodies disfrutarán de su amplia variedad, que incluye restaurantes galardonados con Estrella Michelín. ¿Quién podría resistirse a una escapada en este rincón que lo tiene todo?
Consuegra, Toledo
El paisaje de Consuegra es de ensueño. Sus gigantes coronan el horizonte en el Cerro Calderico y su castillo les acompaña para hacernos sentir como el mismísimo ingenioso hidalgo. Este pequeño rinconcito manchego tiene una larga historia y parte de ella se encuentra bajo su caso histórico: Consuegra fue una las ciudades más prósperas de todo el Imperio Romano. Y no es de extrañar porque, hoy en día, prácticamente todos los productos que se consumen aquí se producen aquí: verduras, huevos, azafrán, miel, frutas... Puedes comprarlos y llevarte un delicioso recuerdo. Pero antes, nosotros te proponemos degustar sus platos típicos desde su revolucionario gastromolino, con tienda, cocina abierta y take away. Aprovecha su gran Fiesta Medieval para visitarlo en agosto, ¡te enamorará!
Mención especial a nuestro pueblo: Tembleque
En Eturel, nuestra mayor inspiración es nuestro pueblo: Tembleque y la tradición que impregna sus calles. Su plaza mayor es una de las más bonitas de toda la Mancha y sus balconadas de madera en contraste con las paredes encaladas, le dan esa peculiaridad que llama la atención de propios y visitantes. Pasear por sus calles nos sumerge en un tiempo pasado más pausado, en el que las cosas se hacían con paciencia, amor y cuidado. Por eso, además de visitar los características molinos de viento que lo rodean, no podéis dejar de visitar su museo del esparto y su museo etnográfico.
¿Ya habéis decidido cuál de ellos elegir para tomarnos un descanso de la ajetreada vida diaria y disfrutar de unas mini vacaciones reparadoras? No os lo penséis más, este fin de semana, haced la maleta, llenad el bolso solo con lo necesario y dejaos el reloj en casa.
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